El enamoramiento

En estos tiempos de digitalización al comercio urbano le corresponde una función de valor crucial y estratégico: el enamoramiento. 

Ese comercio cercano, de pie de calle ofrece experiencias al cliente valiosas y memorables. Una interacción cálida y humana, una conversación fluida y de valor entre el cliente y la marca, dando la oportunidad de tocar o probar productos.

La tienda física, el comercio urbano aporta servicio postventa, asistencia técnica, experiencia sensorial, servicios adicionales, envíos o pruebas gratuitas, rodeando el producto de capas de valor diferenciales que son relevantes para el cliente.

Diferenciación, personalización, singularidad…el comercio urbano da motivos a los clientes para que los visiten porque vender, hoy día, no es una transacción, sino una relación.

Un comercio urbano proporciona la posibilidad de aumentar la capacidad de relación con los clientes. No sólo ofrece un sitio donde ir a probar y comprobar los productos de su antojo, proporciona la posibilidad de interaccionar con el consumidor final directamente.

La tienda física proporciona el medio necesario para convocar eventos especiales, a los que poder invitar a clientes, organizar presentaciones, convocar a la prensa… ofrece una plataforma de difusión muy grande, poco aprovechada por los comerciantes, que consideran que sus negocios no son apropiados para ello.  Desde estas líneas animamos a crear eventos porque crean fidelidad en torno al comercio y lo convierten en una comunidad de usuarios y clientes.

Las promociones no sólo pueden hacerse on line. No las inventó el comercio electrónico. Las inventó el comercio de toda la vida, la tienda cercana, la de la esquina, la del barrio. Nuestro comercio siempre ha recompensado al usuario por moverse hasta dónde él está. No dejemos que muera.

El comercio urbano hace grande a tu ciudad, enamórate de él.